domingo, 9 de agosto de 2015

§31 Duelos y quebrantos

(Dedico la entrada a Jesús, el de Yébenes, así que, yebenoso)

La película se compone de seis historias, vendidas por el aliciente de la pérdida de control, pero que encuentran su unidad en las diferencias con las que han sido construidas. Me trae al recuerdo las Suites para Violonchelo solo de Johann Sebastian Bach (y que mi idolatrado Pau Casals hizo famosas), que se componen de seis movimientos, pero sobre todo por que hasta ese momento el violonchelo era un mero instrumento de acompañamiento y partes melódicas. De forma similar, los personajes de estas historias toman el protagonismo.

Escena de Relatos Salvajes (2014) de Damián Szifron

La escena debe su selección al detalle de la localización de la cámara que, sinceramente, me sorprendió. Es cuando se coloca fuera de la cocina para recoger a Rita Cortese fumando a la puerta. Como si fuera el colofón de un acto de amor. Eso sí, inconscientemente le preocupa fumar en el centro de trabajo (no a la distancia legal, ciertamente). Vemos tantos a diario. Este detalle elimina la tentación de calificarla de sociópata o psicópata. Conoce las reglas sociales y las acata. Su respuesta justiciera es por simpatía y, como los héroes, desinteresada (a lo mejor si busca un poquito que la descubran). Ella es la variante de este corto. La historia no va con ella, pero decide tomar el protagonismo. Irónicamente las reglas no siempre nos ayudan: el fabricante debería incluir la fecha de caducidad en un lugar visible.
El otro detalle que me interesó inmediatamente fue el plato de "papas a caballo", denominación argentina de los que aquí conocemos como huevos rotos o estrellados. 

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Papas al caballo: He leído que toman su nombre en una fonda del barrio de Chacarita.
Cerca de ahí, estaba la primer fabrica de heladeras a gas que existió en el país. Los obreros iban a esta fonda a almorzar, la dueña, ya agobiada por alimentar tantas bocas al mismo tiempo, decidió freír anticipadamente grandes cantidades de papas y huevos. Cuando los trabajadores llegaron, lo que hizo fue poner en platos las papas fritas y arriba los huevos ya cocidos. Y así servirlos.
El nombre "a caballo" fue por que el hombre que repartía papas y huevos era tan pobre que no tenia carro propio y hacia el reparto arriba de un caballo viejo. Detalle que casi, no tiene nada que ver. Desde ese momento todo plato que tenga papas fritas y huevos fritos, se lo denomina "a caballo"
. Fuente historiasculinarias
Otro plato que hubiera venido de perlas es el que propongo en el título. Los duelos y quebrantos es un plato tradicional de la cocina manchega, cuyos ingredientes principales son huevo revuelto, chorizo y tocino de cerdo entreverado, todo ello preparado en la sartén. Hoy en día es muy popular en los restaurantes de la región de Castilla-La Mancha, donde suele servirse en cazuela de barro. Se trata de un plato de alto contenido calórico, conocido internacionalmente por aparecer referencias de él en El Quijote (Capítulo 1), de Miguel de Cervantes:
"Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda"
En un manuscrito de la Biblioteca Nacional (M.S. 16291) titulado mojiganga del pésame (-¡qué título!-) y atribuido a Calderón de la Barca aparece mujer que quiere consolar a una amiga con una taza de chocolate:
Vnos hueuos y torreznos;
¡ay!, que para una cuitada
triste, mísera viuda,
hueuos y torreznos bastan,
que son duelos y quebrantos ...
Si cambiamos a la viuda por la huérfana de padre... perfecto.
Fuente Wikipedia

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