sábado, 15 de agosto de 2015

§32 La mueca de la foto

Existe la leyenda de que las máquinas fotográficas tienen la propiedad de robar el alma. Como en todas, es posible que haya un poso de verdad. Yo mismo pensé un día que la polaroid era mágica. Pero no he encontrado a ningún autor que defienda esa postura con seriedad. Por tanto, quienes la mencionan lo hacen como una referencia prestada. Incluso me viene la imagen de los indios huyendo de las máquinas. Que se lo digan a Edward Sheriff Curtis (1968-1952), el llamado fotógrafo de los indios, que se pasó la vida retratando el oeste americano. Paradógicamente preferirá destruir la mayoría antes que entregárselas a su esposa Clara, cuando el juez le otorgue la titularidad de su estudio y la posesión de todos los negativos en la sentencia de divorcio. 

Escena de Conociendo a Matsuko (2006) de Tetsuya Nakashima

El caso es que, tras reflexionar sobre la película, no podía dejar de pensar que la foto de Matsuko no solo había captado su esencia. La niña había aprendido que en su mueca residía el poder de arrancar una sonrisa a su padre. Y únicamente en ese momento podía sentir ella el calor del hogar. Pero tras la instantánea, su eficacia quedó transferida al papel y el gesto no le traerá sino complicaciones. Al final, solo queda esa imagen, de significado ininteligible (Rosebud, además de la última famosa palabra del magnate en Ciudadano Kane de 1941, de Orson Welles, es el nombre de una reserva siux creada en 1889 en Dakota del Sur).
La repetición es un recurso narrativo simple, pero realmente efectivo. El autor se vale de ella para remarcar el drama en cada uno de los actos de su película, en los que la protagonista se esfuerza al máximo y no recibe más que golpes, lo que la emparenta más con Justine (1791) del marqués de Sade, que con Amélie (2001) de Jean-Pierre Jeunet (curiosamente Matsuko viene a sonar como machuco, de machucar, que significa maltratar o machacar).

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Guido Boggiani (1861-1901) registró con su cámara las tribus angaites, leguas, sanapanás, caduveos, tobas, payaguás, bororo y chamacocos. Para estos pueblos las fotos representaban un verdadero peligro, pues en ese acto se "robaba" el alma o la voluntad del sujeto, que a partir de ese momento quedaba en posesión del fotógrafo. Estas tribus, con las cuales convivía directamente, empezaron a pensar que los males y enfermedades que padecían se debían a la actividad del nuevo “brujo”. Se lo vio por última vez el 24 de octubre de 1901, junto a su peón Félix Gavilán, cuando salió desde Asunción hacia el Gran Chaco.
Al no tenerse noticias de él, la comunidad italiana de Asunción organizó una expedición guiada por el explorador español José Fernández Cancio, que halló los restos del científico el 20 de octubre de 1904. Los indios habían separado la cabeza del cuerpo en ambos cadáveres. La cámara fotográfica fue enterrada con ellos. Fuente wikipedia

Nikomat: En 1.965, seis años después del nacimiento del sistema profesional Nikon F, se presentó la Nikkormat FT. Su introducción permitió al público general, amateurs, comprar una cámara Nikon a un precio asequible. Dado que estas cámaras fueron extremadamente bien construidas —dan la sensación de tener una roca entre las manos, algo que se ha perdido con los cuerpos actuales de policarbonato, siendo del tipo de cámara que aúna la solidez con una altísima precisión mecánica— hoy se encuentran muchas en el mercado de segunda mano tras haber pasado el test de dureza del paso del tiempo. El bloqueo del espejo está presente en todas, excepto en el modelo FS, un lujo que sólo se tenía en las cámaras de tipo profesional. Fuente arturogonzalez.net

2 comentarios:

  1. Disfruto mucho con tu blog. Muchas gracias. No ha mucho que en un lugar de Extremadura del que sólo Buñuel quiso acordarse, recibieron a pedradas a los primeros turistas, por hacerles fotos, con sus recién adquiridas cámaras fotográficas, de esa nueva clase media que comenzó a haber en España durante la transición. Y digo nueva porque apenas una o dos generaciones les separaba del hambre.. En ese entonces, ignoto paraje aún menos. Y no acabó nadie descalabrado por la mediación de uno de ellos familiar de los que en un pueblo cercano hacían trueque con ellos.. En fin, así se defendían entonces los derechos de imagen y la protección de datos. ¡Cómo hemos cambiado!...o no.

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  2. Antes de nada, agradecer tu comentario. Anima y mucho.
    En un viaje reciente a un país caribeño, pobre y muy alegre, he encontrado una gran predisposición a asimilar todo lo que les llega del exterior. ¡Y si con ello tienen que posar para engordar el álbum digital de los fototuristas, pues se hace! Desean pronto estar en millones de instantáneas. De momento solo esperan a cambio pequeños estipendios. Quizás pronto sean profesionales del selfi ajeno. Instagram es la próxima frontera: pies mojados, pies secos, pies de foto...

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