domingo, 16 de agosto de 2015

§33 El polímata imperfecto

Escena de Academia Rushmore (1998) de Wes Anderson

El refranero popular dice que hombre de muchos oficios, pobre seguro. En el terreno académico, le viene al pelo al inclasificable Max Fischer. Aunque no creo que por ello sea un personaje abocado al fracaso, más al contrario. Su seguridad, que puede rayar con la desfachatez, seguro que le proporcionará un lugar cómodo allá donde se establezca. Ese es su problema. Tiene determinación, pero no ambición. Su inconstancia es admirable y siempre anda en titulillos. Este arte de no querer terminar nada es nuestra felicidad (parafraseando a Elias Canetti hablando de Lichtenberg).
Seguramente en el siglo XXI tenga un blog como éste. O media docena. A lo mejor yo soy Max. Y todos somos Max (Rossmary Cross se equivoca al decir que no ha conocido a nadie como él). La cultura del tuit y el selfi son el caldo de cultivo.
En otra escena se le verá leyendo (al menos tiene páginas marcadas) "The Powers that be" -los poderes fácticos- (1979) de David Halberstam, que aborda el poder de los medios de comunicación de masas. 
Pero él se ve como un auténtico prodigio (incomprendido). Por eso sueña que resuelve ecuaciones imposibles. Por cierto, en ese sueño se ven detrás cuatro fotos realizadas por Jacques Lartigue (1894-1986), que ya realizaba instantáneas a los siete años. Y el cineasta reproduce otra utilizando a Jason Schwartzman como modelo. Fuente Aphelis

Zissou’s bobsled with wheels, after the bend by the gate”, Rouzat, Agosto 1908

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Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799) no sólo se dedicó a inventar y a ser científico y a sentir nostalgia de la cultura de Londres, sino también a trabajar en escritos satíricos y ser redactor de un humilde Almanaque de bolsillo (nadie pudo llegar a imaginar que doscientos años después se haría mundialmente famoso como escritor de aforismos, en realidad el conjunto de notas dispersas en sus cuadernos, notas descubiertas por su casero y posteriormente sancionadas con admiración por Goethe, Nietzsche, Freud, Breton, Karl Kraus y Canetti, entre otros). Siempre espoleado por su enérgica curiosidad -es marca de la casa Lichtenberg su inmensa curiosidad por todo y su tendencia a la dispersión de su inteligencia en un permanente fisgoneo enciclopédico-, fue también un gran estudioso de las tormentas de su región y un coleccionista de descripciones de las mismas, además de sempiterno profesor de matemáticas, hipocondriaco hasta límites insospechados (llegó a imaginar treinta enfermedades en un solo minuto), gran bebedor de vino, precursor del psicoanálisis y también del positivismo lógico, del neopositivismo, de la filosofía del lenguaje, del surrealismo y del existencialismo. Pero antes fue becario. Fuente El Pais

2 comentarios:

  1. Me encanta el uso que haces del vocabulario español que con una sola palabra se puede decir tanto. Me vienen de perlas para mi blog. Mil gracias.

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  2. A menudo olvidamos que la lengua materna no solo es la que primero y mejor aprendemos, también es el idioma de nuestros pensamientos. Intentar ampliar ese lenguaje automáticamente ensancha nuestros horizontes.
    Me alegra que haya podido serte de utilidad. Buscaré tu blog ya que también es tu interés.

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