(Lo prometido es deuda.)
Dedicada a mi colega (de muchas cosas) Javier
(¿No sabías que era una distopía?)
—Eso —replicó la duquesa— más es darse de palmadas que de azotes. Yo tengo para mí que el sabio Merlín no estará contento con tanta blandura: menester será que el buen Sancho haga alguna disciplina de abrojos, o de las de canelones, que se dejen sentir, porque la letra con sangre entra, y no se ha de dar tan barata la libertad de una tan gran señora como lo es Dulcinea, por tan poco precio; y advierta Sancho que las obras de caridad que se hacen tibia y flojamente no tienen mérito ni valen nada.Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, II, 36, p. 1015-1016.
La sociedad japonesa, tremendamente anclada en sus
raíces, se caracteriza aún hoy por un comportamiento social vertical que la
hace muy diferente a las occidentales, fuertemente influenciadas por las ideas
igualitarias. Por esta razón, la novela de Koushun Takami, que sitúa la acción
en un presente alternativo del Japón desde la Segunda Guerra Mundial, pudo
trasladarse a la pantalla sin dar demasiadas explicaciones (además de ser muy
conocida por el público). Las personas con las que he intercambiado impresiones
sobre ella la consideran absurda desde su comienzo, a pesar de que las
tradiciones pedagógicas germánica y anglosajona han propiciado de alguna manera
el individualismo del alumnado.
La novela se entiende perfectamente como una crítica del
sistema educativo japonés, que se perpetúa sin que nadie sepa muy bien qué
busca y que nadie se atreva a contradecir (aunque podría ser el de cualquier
país que fomente la competencia y el utilitarismo como principales valores).
Por ello los 42 estudiantes aceptan las reglas del juego y no muestran apenas
compasión hacia sus compañeros.
En la película, la clase es la propia sociedad decadente,
que de pronto se percata de estar viviendo la pesadilla del totalitarismo, y la prueba es un
acontecimiento que sirve para dar vía de escape a los impulsos
autodestructivos de la sociedad, al tiempo que la divide moralmente, impidiendo una rebelión
organizada.
La escena reproduce de forma esperpéntica —¿o no?— el
comienzo de un nuevo curso —respeto que muchos tengan el recuerdo placentero de
cuadernos a estrenar—.
Como mi andadura en el sistema se inició durante los estertores de la dictadura franquista tengo mi propia experiencia de cómo se regían entonces los colegios. El mío no fue especialmente estricto, pero conservó intactas hasta el final las formas de levantarse, saludar, rezar, callar, numerarse, vestir y hablar como Dios manda. Más de un pescozón recibí por cuchichear con el par que me acompañó, por cercanía alfabética, durante toda la EGB; el condenado profesor debía tener antepasados indios, pues ninguno le oyó nunca acercarse.
Mi colegio constaba de una sola clase enorme, donde todos
los cursos estaban distribuidos en mesas corridas, y todas las lecciones las
impartía la misma persona, empezando por los cursos superiores, mientras los
demás guardábamos respetuoso silencio. Así aprendíamos siempre algo de más, o
esa era la teoría. Todavía recuerdo la rutina: lunes, lengua; martes, matemáticas; miércoles,
naturales; jueves, sociales; y viernes, religión, caligrafía y dibujo. Sin
gimnasia, que bastante ejercicio hacíamos en el recreo. Un camión del ejército
pasaba cerca muchas mañanas con el pan de la tropa y corríamos como diablos para
conseguir un bollo que otorgaba el furriel, que nos ahorraba la peseta del
almuerzo.
Un día el profesor encontró bajo una de las mesas una rama enorme, arrancada por el viento, que había sido introducida de contrabando durante el recreo, por una peregrina ocurrencia. Durante años proporcionó la materia prima de las varas con las que se juzgó nuestra más mínima desviación de las normas de conducta.
(Vi romper muchas, más nunca cuándo se acabaron.)
El resto de la enseñanza obligatoria la pasé en un instituto público elegido por mis padres, donde todavía se discriminaba por sexo en edificios separados. De la calle venían ecos de las manifestaciones de la primera transición y el silencio pavoroso del tejerazo. En los años universitarios apenas encontraría reglas de comportamiento.
Quizás esto me haya proporcionado una perspectiva sobre los cambios en la sociedad y en el sistema educativo que no disponen generaciones posteriores. Casualmente supe de esta película por una de aquellas amistades del colegio.
La letra con sangre entra, de Francisco de Goya (1780-85) |
El éxito de las novelas de Suzanne Collins (Los Juegos
del Hambre, 2008) y su posterior adaptación al cine, se vieron empañados por la
publicación de numerosos comentarios sobre la cantidad de similitudes que
guardan con las versiones de Battle Royale; incluido Stephen King que
rápidamente aclaró que La larga marcha (1979) también podría haber sido
referente de todas ellas. Mi admirado Gus Portokalos (Mi Gran Boda Griega, Joel
Zwick, 2000) diría que todas tienen su origen en la leyenda griega de Teseo y el
Minotauro.
("Todos somos frutos")
__________
La Ley de Reforma Educativa del Milenio: Battle Royale
La ley BR (Battle Royale) se rige según estos artículos:
Artículo 1: Objetivo de Battle Royale
Se instituyó con el fin de formar una nación sana de
cuerpo, mente y espíritu.
Artículo 2: Quiénes van a participar
Va destinada, una vez al año y aleatoriamente, a una
clase elegida entre tercero o cuarto de secundaria o bachillerato. Es decir, la
fase final de la educación. Esta ley se aplica a toda la población, sin distinción de raza, sexo, condición social, ideologías políticas,
religión u orientación sexual.
Artículo 3: Orientación general de Battle Royale
Todos los estudiante sujetos a esta ley deben alegrarse,
divertirse y apreciarla. El combate debe hacerse con ganas y apreciando la
inmensa oportunidad de poder participar.
Artículo 4: Obligación de los participantes de Battle
Royale
Todos los participantes tienen el deber
de matarse los unos a los otros. Ninguno de los participantes debe negarse o
rechazarlo. Ni siquiera intentar obstaculizar el juego.
Artículo 5: Medidas judiciales únicas y especiales para
los participantes
Todos los participantes están exentos de
cualquier delito judicial como asesinar a sus compañeros de clase; causar
incendios; utilizar armas de cualquier clase; robar las armas;
violar la intimidad y los derechos de los demás; incluida la
utilización ilegal de medicamentos. Sin embargo, les está prohibido rebelarse
contra el profesor supervisor, contra los militares y contra los miembros del
comité, impedir su acción o vengarse. Se castigará severamente a los que se
atrevan a cometer tales actos convirtiéndose en fugitivos de la justicia.
Artículo 6: El ganador
Battle Royale concluye con la victoria de un solo
ganador, el único superviviente de todo el juego. Ninguna derogación a esta
norma es posible.
Artículo 7: La vida del ganador después de Battle Royale
El Estado subvencionará al ganador durante toda su vida. Tendrá un estatus de ciudadano modelo y será un
ejemplo a seguir para formar una nación sana de cuerpo, mente y espíritu. Todo
el pueblo, pues, será partícipe de la financiación del ganador/a.
Artículo 8: Supervisor de Battle Royale
Se coloca a los responsables administrativos de Battle
Royale bajo la autoridad del supervisor/a. Éste/ésta se elige en
el seno del Comité de promoción de la ley BR, sobre
recomendación de sus miembros. Está habilitado/a para infringir
todas las leyes con el fin de hacer progresar eficazmente el juego. Aunque ni
el Estado, ni el Comité se hacen responsables de la supervivencia del profesor/a.
Artículo 9: Indemnización a las familias de los
perdedores
Las familias de los perdedores recibirán una
indemnización por la pérdida del estudiante. Esta medida se
presenta bajo una norma específica.
Artículo 10: Disposiciones complementarias al reglamento
Con el fin de garantizar el buen desarrollo de Battle
Royale, algunas disposiciones complementarias podrán publicarse en caso de
necesidad.
Fuente wikipedia
¡Qué recuerdos!. Yo soy de la misma quinta, y a excepción del instituto, donde me vi inmersa en la supuesta igualdad entre sexos, en el cole tuve parecidas experiencias. Me parece muy acertada tu visión del sistema educativo japonés, más aún por comentarios de compañeros en esas tierras que resaltan las dificultades de introducir las nuevas pedagogías (aprendizaje comunicativo) por parte no sólo de alumnos sino del elenco de los centros.
ResponderEliminar¡Enhorabuena! Un saludo
En primer lugar, gracias por los comentarios.
EliminarEl sexo, como otras discriminaciones, sigue presente en todos los ámbitos y el hecho de que se siga haciendo hincapié en él es la mejor prueba de ello. Es individualmente muy grave en la educación y socialmente en los trabajos.
Sobre el hermetismo japonés he tenido pocas experiencias propias, por lo que describo mi percepción personal.
Un saludo para ti
¡ Qué visión más auténtica en todos los sentidos ! Hasta el cuadro de Goya y las citas son verdaderamente significativas. Me encantó la película y ahora la veo de otra forma. Gracias.
ResponderEliminarUn saludo
He tenido que cortarme de incluir más anécdotas, que seguramente irán cayendo con el tiempo.
EliminarEn relación a la impresión que ofrece la película, creo que depende más de la experiencia personal que la cultural. A mi me recordó la enseñanza básica, con un toque de golpe de estado, por que fue lo que me tocó vivir.
Agradezco a todos los que aportan sus impresiones a este blog y a los que todavía no, también por leerme.
Mi comentario va dirigido a la peli ya que yo también viví, años más...años menos, la época educativa que comentas y la verdad que no hace falta añadir mucho más.
ResponderEliminarAdemás de parecerme entretenida, es de estas pelis que tienes que ver acompañado para poder comentar la cantidad de escenas chocantes (por no decir absurdas). Como la escena en la que un grupo de alumnas afincadas alegremente en el faro se dedican alegremente a limpiar y cocinar sabiendo que sus compañeros se matan entre sí y tarde o temprano les va a
tocar a ellas.
Pero bueno...yo soy de comentar a mis "compis de sabado cine" cada peli mientras la vemos. y sé que mi querido "Kako" ya se va acostumbrando a ello.
En circunstancias semejantes quizás me reconfortase tener un poco de normalidad limpiando alegremente (y no es que me fascine), al fin y al cabo o matas el tiempo o a tu compañera.
EliminarKako te manda saludos (te manda callar de vez en cuando porque es así)