martes, 28 de agosto de 2018

₰16 Pro Cicerón

Se dice que Petrarca lloró de emoción cuando descubrió, entre un montón, el legajo que contenía el alegato en favor de Arquias, preceptor griego al que se había acusado de falsear su ciudadanía y que se enfrentaba a la expulsión. En su defensa, Cicerón ponderaba con elocuencia sus aportes a la cultura. Ganó el pleito, pero sus argumentos se perdieron tras la caída de Roma. Y habrían alimentado la cocina de un monasterio de Lieja de haberse demorado un poco el renacimiento en el rescate de aquellos autores paganos, emigrantes a merced de las procelosas aguas del tiempo.

De Officiis fue el segundo libro publicado por la imprenta de Gutemberg.

No hay comentarios:

Publicar un comentario