lunes, 23 de noviembre de 2015

§48 La cuchipanda del billabong

Era la personificación del demonio, se lo aseguro. Dios lo libre de caer bajo las garras de un hombre como él. Me tuvo bajo su poder en estos últimos veinte años y arruinó mi vida. Le diré primero cómo caí bajo sus garras. Ocurrió en los primeros años de la década 1860-1870, en las excavaciones mineras. Entonces era yo joven inquieto y de sangre ardiente, dispuesto a cualquier cosa. Caí en malas compañías, me dediqué a la bebida, no tuve suerte con los reclamos que efectué en las minas, me largué al monte y, en una palabra, me convertí en lo que usted llamaría salteador de caminos. Conmigo había cinco más y llevábamos una vida libre y salvaje, asaltando de tanto en tanto una granja de oveja o deteniendo los vagones que iban a las minas. Tomé el nombre de Jack de Ballarat y todavía se acuerdan en la colonia de la banda de Ballarat.
Arthur Conan Doyle, El misterio del valle Boscombe, p.15
Escena de Wolf Creek 2 (2013) de Greg McLean


El título de la película alude al nombre del Parque Natural que rodea un cráter formado por la caída de un meteorito hace unos 300 mil años, durante lo que llaman el Pleistoceno.
En la mitología australiana no hay dioses, sino seres sagrados, cuyas historias conforman la espiritualidad aborigen. El cráter, que llaman Kandimalal, aparece en el Tiempo del Sueño, época anterior a la Humanidad en que los espíritus de los antepasados dieron forma al mundo físico y establecieron sus normas. Su origen está en el paso de la Serpiente del Arco Iris, esencia del agua ligada a la fecundidad de la Tierra. Tras la salida del sol y el comienzo de la ensoñación la serpiente dio lugar a los wondkinas, seres con forma humana, sin boca y con la cabeza de casco de astronauta, que fueron los que dieron vida a la Humanidad. Luego volvieron a la serpiente que sigue viva en los pozos, las nubes y en algunas piedras.
Al releer estas líneas casi estoy tentado por glosar un fragmento de Las aventuras de Priscila, reina del desierto (1994), que le van a la pluma.
La película que nos ocupa solo coincide en situar los hechos en el mismo escenario, el inhóspito, remoto y maravilloso desierto australiano. Incluso diría que propone la subversión de aquella, donde los personajes pierden su alma para convertirse en víctimas y los hoscos habitantes, en el implacable verdugo, hermano del John Ryder de Carretera al Infierno (1986).
No parece el mejor reclamo turístico, pero en realidad así se consigue atraer más atención sobre la zona. Este fabuloso paraje, con el segundo cráter más grande de la superficie terrestre, es conocido hoy por las películas y el cafre que las protagoniza (para los curiosos, el más grande es el cráter Barringer, en Arizona, que aparece en Starman, de 1984, de John Carpenter).
En la cultura aborigen tienen un nombre para lo que nosotros conocemos como diablo o espíritu maligno, el bunyip. Los indígenas no se ponen de acuerdo en su descripción y características:
El Bunyip se representa como la fusión de un pájaro y de un cocodrilo. Tiene una cabeza que se asemeja a un emú, con un largo pico con bordes dentados, como el hueso de la raya. Su cuerpo y piernas participan de la naturaleza de la piel del cocodrilo. Las patas traseras son gruesas y fuertes y las delanteras son mucho más largas, pero también denotan poseer gran fuerza. Las extremidades están equipadas con largas garras, pero los negros dicen que su método habitual de matar es abrazando a su presa hasta la muerte. En el agua nada como una rana y en tierra camina sobre las patas traseras, con la cabeza erguida y en esa postura llega a medir doce o trece pies de altura.
Fuente wikipedia: bunyip
Aunque mi traducción no es muy buena, demuestra que casi es seguro que ninguna persona sobria ha sobrevivido al ataque de ser semejante. Algo parecido pasa con Mike Taylor, después de oírle cantar —es broma, claro—, que se ha instalado en el panteón aussie de hijos del diablo, al ladito de Humungus.


La canción se titula Tie Me Kangaroo Down, Sport (1957), de Rolf Harris, y dependiendo de quien la cante puede considerarse infantil o soez. Su letra reúne las peticiones de un granjero moribundo sobre lo que tienen que hacer sus amigos con los animales (una versión incluye a los abos, en alusión a los esclavos aborigenes). A continuación el joven, tirando de repertorio, lo intenta con Advance Australia Fair (1878), que sustituyó al Good Save The Queen en 1984 como himno nacional, que en algunos sectores se considera aburrida y sin sentido. 
La escena —por fin— que sigue a la monserga recuerda el fragmento de Tarantino de Four Rooms (1995). Este a su vez homenajea el episodio de Alfred Hitchcook presenta, de 1960, Hombre del Sur, escrito por Roald Dahl e interpretado por Steve McQueen y Peter Lorre. Hitch hizo un remake en 1985, con Steven Bauer y John Houston —que fue el primero que vi y el que más me impresionó—. Eso sí, John Jarratt no tiene que emplear ni un minuto en convencer al pipiolo inglés.

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Roadl Dahl (1916-1990) fue un famoso novelista y autor de cuentos británico. Su primer libro para niños fue Los Gremlins, que trataba de unas pequeñas criaturas malvadas que formaban parte del folclore de la RAF (de la que fue piloto durante la Segunda guerra mundial), publicado en 1943; el libro había sido encargado por Walt Disney para la película Gremlins (que nunca se hizo). Dahl continuó creando algunas de las historias para niños más conocidas del siglo XX, tales como Charlie y la fábrica de chocolate, Matilda, James y el melocotón gigante y California 2000.


Paralelamente, tuvo una exitosa carrera como escritor de macabros cuentos para adultos, en los que normalmente emplea el humor negro y los finales sorprendentes. Muchos de ellos fueron originalmente escritos para revistas estadounidenses, como Playboy y The New Yorker, y luego recogidos en antologías, que tuvieron gran éxito. Dahl escribió más de sesenta cuentos, algunos de los cuales sólo han sido publicados en forma de libro después de su muerte.
Su colección de cuentos Relatos de lo inesperado (Tales of the Unexpected) fue adaptada para una exitosa serie de televisión del mismo nombre. Algunos de sus cuentos son supuestamente extractos del diario de su (ficticio) tío Oswald, un caballero rico cuyas hazañas son el tema central.
Por un breve período en los años 1960, Dahl escribió guiones alimenticios. Dos de ellos, la película de James Bond, Sólo se vive dos veces (You only live twice, 1967) y Chitty Chitty Bang Bang (1968), fueron adaptaciones de novelas de Ian Fleming. Además, adaptó su texto para la película de Mel Stuart, Willy Wonka y la fábrica de chocolate, de 1971.

4 comentarios:

  1. Con lo sólida y agobiante que era la primera Wolf Creek... En ésta no sé si es porque ya conoces el carácter del villano o porque se excede en el humor cafre, que no me gustó casi nada. De lo mejor la peli, la escena que has colgado... El resto, de usar y tirar.

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    1. Como eres un j***** Einstein c****** sabelotodo no me queda más remedio que darte la razón y perdonarte ese pulgarcito que apunta hacia abajo.
      Gracias por tu comentario, y perdona la maldita gracia que tengo.

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  2. Después de ver esta peli se te quitan todas las ganas de hacer turismo por el interior de Australia

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    1. Creo si lo piensas bien es al contrario. Me explico, el Coliseo, Auschwitz, el punto cero de NY ... monumentos del horror humano, las grandes obras se hicieron con el sufrimientos de miles, como las Pirámides o la Gran Muralla. Nos mola el sufrimiento. Además, el interior de Australia es (debe ser) precioso.
      Dejo un enlace como muestra:
      http://www.australia.com/es-cl/things-to-do/outback-australia.html
      Aunque es cierto que los turcos no le perdonan a Oliver Stone y Alan Parker el Expreso de Medianoche.
      Gracias Pi, por leerme y por todo lo demás.

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