martes, 15 de septiembre de 2015

§40 Tortilla del Sacromonte

MERCUCIO: Tienes razón, hablo de sueños, hijos de un cerebro ocioso, sólo engendro de la vana fantasía; sustancia tan ligera como el aire y más mudable que el viento.
SHAKESPEARE, Romeo y Julieta (Acto 1,Escena 3) 
JULIETA: ¿No puedo, loca, jugar con los restos de mis antepasados, arrancar de su paño mortuorio al mutilado Tybal y, en semejante frenesí, con el hueso de algún ilustre pariente, destrozar, cual si fuera con una porra, mi perturbado cerebro?
(Acto 4, Escena 4)

No es apta para todos los paladares esta receta granadina, que algunos considerarán empalagosa y otros, carente de gracia. Pero es que tras la cabezada del otro día, siguió un pequeño alboroto sobre las destrezas propias de un zombi y las que no lo son.

Escena de Memorias de un Zombi Adolescente (2013) de Jonathan Levine

Desde luego, irrumpir en una estancia en tropel y recibir un culatazo son; quedar pavisoso ante un arma, la porte quien la porte, parece; escuchar mientras tanto "Missing you" (John Waite, No Brakes, 1984) hasta ser descerrajado, dudoso. No es que opine que no tengan oído o gusto, que lo dudo; es que, tratándose de unas memorias, seguro que alguna licencia aquí y allá habrá.
Otro plato es lo que al picadillo de sesos concierne. No es por la presentación, pues el recipiente se resiste a ser profanado, cual abrefácil; ni el deleitoso regustillo (a propósito, no recuerdo chuparse los dedos a ninguno), babita incluida; sino la propia elección del bocado. Me explico. No existe referencia en los clásicos de Romero sobre tal predilección. Tengo entendido que hasta El Regreso de los Muertos Vivientes (1985) de John Russo, a la postre guionista del original de Romero, pero no considerada canónica, ni muy conocida, tal apetencia no aparece. El mito toma sustancia del especial de Halloween de 1992, que para muchos habrá sido a este mundillo su primer acercamiento, titulado Dial Z for Zombie, de ¡Los Simpson! Fuente Gizmodo
Y aunque un estudio recientemente publicado por Nature nos hable de un gen desarrollado por la tribu Fore de Nueva Guinea Papúa, por su costumbre de consumir a los difuntos, que dispensa protección contra el kuru y otras enfermedades degenerativas del cerebro, no hay capacidad humana extractora de experiencias ajenas por el aparato digestivo. Menos probable, una vez cadáver.
Se debe, por tanto y por el momento, considerar el éxtasis degustativo de neuronas como apócrifo, aunque la presentación indi con los sones de "Be the song" (2012) del EP The Melrose, de Foy Vance ("but I won't speak, ... I'll be the song"; pero no hablaré, ... seré la canción), como entremés, es un acierto que se reconoce.
En los epígrafes de la cabecera se intuye ya un acercamiento shakespeariano al universo zombi o, simplemente, voltea la tortilla, cambia todo por adolescente y lista para servir.

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Paracelso es el médico, alquimista y astrólogo más célebre de todos los tiempos, relacionado con la alquimia, con el saber hermético, con la creación del homúnculo, con la búsqueda de la Piedra Filosofal y un etcétera muy amplio que muy pronto le hizo ganar fama y envidias entre sus colegas.
Nació en Suiza en 1493, su verdadero nombre era Theophrastus Bombast von Hohenheim; sin embargo, se llamó a sí mismo Paracelso, que en latín significa “superior a Celso”, haciendo referencia a un médico romano del siglo I de nuestra era. 
Creía en el concepto griego de los cuatro elementos (agua, tierra, aire y fuego) y como tal, entre sus excentricidades encontramos que creía en la existencia de seres fantásticos y a cada uno de ellos correspondía un elemento: a los gnomos correspondía la tierra; a las nereidas el agua; a los silfos el aire y a las salamandras el fuego. También creía que el cosmos giraba en torno a tres sustancias espirituales: el mercurio, el sulfuro y la sal que de alguna manera definían la identidad humana: el sulfuro representaba al alma, la sal al cuerpo y el mercurio el espíritu.
En el campo de la alquimia, se decía que Paracelso fue el primero que logró transmutar el plomo en oro a través de métodos alquímicos. También pronto se hizo famoso al afirmar que había logrado crear un homúnculo, es decir un “hombrecillo”, creado artificialmente por medio de la alquimia, mientras intentaba encontrar la piedra filosofal. Era además afín a la filosofía hermética y todos sus estudios estaban relacionados con el saber hermético.
Como médico hizo grandes contribuciones a la disciplina siendo el primero en utilizar químicos y minerales, por ejemplo, a Paracelso debemos el láudano que era utilizado en aquel entonces para reducir los dolores; además combinaba todos estos conocimientos con su visión hermética del mundo: mencionaba que el bienestar emocional redundaba en el bienestar físico, esta idea no es desconocida en el siglo XXI pero, en pleno siglo XVI, resultaba una completa locura hablar en estos términos, así que podemos afirmar que Paracelso fue todo un visionario que se adelantó por mucho a su tiempo. Fuente Las cosas que nunca existieron
Según su discipulo Oswald Crollius, la referencia en sus escritos al Mumia patibuli es a la carne de un hombre que ha muerto de forma violenta y que se ha preservado al aire, que decía haber ingerido (se le acabarían los champiñones).


2 comentarios:

  1. ¿Quevedo o Gongora?
    La utilización de terminología y expresiones cultas, más el o los conceptos que entrañan cada una, si añadimos esa ironía tan tuya y ese nuevo sonsonete a "poético", me hace pensar en estos dos grandes literatos de nuestra lengua, de los que soy, por su ingenio y sutileza una gran admiradora.
    ¡Enhorabuena!

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    1. Mucho arroz, para tan poco pollo.
      Solo puedo, como buen nacido, dar las gracias de la mejor forma.
      Pero, créeme, cuando empecé a leer, ¡Dios mío?, juntos, en la misma línea. ¡Se va a armar la del toro vareado!
      Al cabo, descansé, al percibir el pernio disyuntivo y charnelas de norte distinto. Y pensé, uno para cada ocasión.

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