viernes, 25 de marzo de 2016

§65 La turbamulta bantú

Hace unos días leí un homenaje dedicado a Ettore Scola por su fallecimiento. Es casi una obligación moral que las publicaciones tengan un obituario y que las especializadas encarguen un panegírico, sobre todo si no han tenido presente al difunto desde hace tiempo. Luego legiones de aficionados se suman al homenaje público y se cuelgan estampitas hasta que se agotan los pábilos del recuerdo. Si no surge antes un nuevo foco de atención.
No me malinterpreten. No condeno esta idolatría. Es algo connatural y pasa constantemente. Solo es la amargura del día siguiente por la infalibilidad del olvido. La auténtica celebración debería estar en poder compartir lo que sea en vida del autor y lacerarse sino por lo que no se haya hecho. En cambio se procesionan multitudes por mera participación. Por pertenencia. 
Algunos de los films de Scola influyeron decisivamente durante mis años universitarios: mixtura de humanismo y comunismo con mucho de comedia. Aquellos y él me resultan lejanos y entrañables y me maldigo por haberlos recluido tanto tiempo. Por eso no hubiera cedido tan fácil a la tentación si alguien no me hubiera pedido que escribiera sobre un tema tan universal como (supuestamente) inefable: la familia.
Bueno, hubiera podido esquivar (como suelo hacer con las peticiones, ya que los encargos me gusta cobrarlos) el compromiso eligiendo una buena película sobre la mafia o la camorra, centrándome en las relaciones entre sus miembros y sus códigos. Al fin y al cabo se autodenominan "familia" por algo. Pero me lo reservo para cuando le toque al trabajo.
Como empiezo a conocer las argucias de mi contertulio para provocarme, he decidido aceptar su guante y transcribir como preámbulo de mi diatriba:
Hogar, hogar... Unos pocos cuartitos, superpoblados por un hombre, una mujer periódicamente embarazada, y una turbamulta de niños y niñas de todas las edades. Sin aire, sin espacio; una prisión no esterilizada; oscuridad, enfermedades y malos olores.
Aldous Huxley, Un mundo feliz (1932) cap.3
Esta descripción de Su Fordería Mustafá Mond, evocando el pasado superado por la sociedad (¿utópica, distópica?) imaginada por Huxley, es un fragmento de una clase magistral a jóvenes adolescentes. ─¡Es didáctica! ¿Lo imaginan?─ Crea un contrapunto interesante de intenciones con la escena de Scola. Quien aunque rechaza frontalmente la ridícula complacencia por los delirios del Duce (del Führer y de todos los dictadores que en el mundo han sido, dicho sea de paso), su humanismo le lleva a excusar paternalmente a sus compatriotas, acaso sus padres, tíos o abuelos; a diferencia de las películas hechas dentro del régimen, como ocurre con La gran familia (1962) de Fernando Palacios, que seguramente a más de uno le haya venido a la mente. Por eso se toma el tiempo de planificar una bella toma sin cortes en el que nos presenta a toda la familia de Antonietta (Sofía Loren) en su ser natural ─huele a café expreso y ropa de plancha─. Aunque su intención sea quitarlos de en medio cuanto antes, como si fueran un ruido, para poder centrar la atención en el interludio de Gabriele y la susodicha -¡vaya ocurrencia la mía de utilizar esta película cuando el mismo autor tiene otra más propia, La Familia (1987)-.

Escena de Una jornada particular (1977) de Ettore Scola


Lo cierto es que la etimología de la palabra familia no ha podido ser establecida de modo preciso. Hay quienes afirman que procede del latín fames (“hambre”) ─aspecto interesante para comentar sobre la conocida trilogía de Suzanne Collins─, y otros del término famulus (“sirviente”). Por eso, se cree que, en sus orígenes, se utilizaba el concepto de familia para hacer referencia al grupo formado por los criados y los esclavos que un mismo hombre (pater familias) tenía como propiedad. Sea como fuere con el tiempo ha evolucionado de la convivencia al parentesco ─y al paso que vamos, si nada lo remedia, a la conveniencia administrativa─.
En realidad no se muy bien quién fue antes, ni quién la gallina. La sociedad y su germen, la familia, o el individuo, el primero en degenerarse. Y que la familia desestructurada es un sinsentido propiciatorio que ignora que la familia es la estructura y que sin una función es una carcasa vacía.

La familia bantú en pleno de la baraja Fournier
Creo que la persistencia de la familia ha radicado en establecer un "entorno controlado" donde poder criar a los hijos y prepararlos para el auténtico desastre que es el mundo exterior. Esto a pesar de la enorme cantidad de recursos que se tienen que destinar para mantenerla en pie (abogados, terapeutas y médicos entre otros) y deshacer los males que se hayan podido perpetrar dentro de ella ─personalmente creo que aún así compensa en ausencia de una alternativa viable─.
Nuestro Freud fue el primero en revelar los terribles peligros de la vida familiar. El mundo estaba lleno de padres, y, por consiguiente, estaba lleno de miseria; lleno de madres, y, por consiguiente, de todas las formas de perversión, desde el sadismo hasta la castidad; lleno de hermanos, hermanas, tíos, tías, y, por ende, lleno de locura y de suicidios.
Ibid
Es muy posible que el título se otorgue con tanta gratuidad como la amistad. No cuando es real y sincero. Entonces los parientes son como los amigos, que se cuentan con los dedos de una mano. Scola ironiza sobre ello cuando en otra escena llaman al timbre y ella se pregunta quién será, a lo que él responde “Amigos. ¿No es lo que dicen siempre?”
Y no es que tenga problemas con mi familia (sólo me hablo con unos pocos, a los que adoro), ni que haya tenido una mala infancia (río y lloro por igual al recordarla). Es que no hemos tenido tapujos en hacernos un homenaje en vida.

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Aldous Leonard Huxley (1894-1963), novelista y ensayista inglés de prosa enciclopédica y a la vez visionaria. Pertenece a una familia de sólida tradición intelectual. A los 16 años sufrió un ataque grave de queratitis punctata que le dejó prácticamente ciego durante 18 meses; sus esfuerzos por recuperar la visión quedaron plasmados en El arte de ver (1942). Debido a ello hubo de abandonar la idea de estudiar medicina, se graduó en literatura inglesa en el Balliol College de Oxford y trabajó para la célebre revista Athenaeum y como crítico de teatro en la Westminster Gazzette.
Sus primeras publicaciones fueron colecciones de versos y cuentos como los de La envoltura humana (1922). Ya en 1921 publicó su primera novela, Los escándalos de Crome, crítica mordaz de los ambientes intelectuales. Viajó constantemente con su esposa, tanto por Europa como por América y la India. Residió en Italia, donde escribió una de sus obras notables, Contrapunto (1928), en la cual despliega su solidez intelectual y técnicas novedosas del arte de la novela.
En 1932 publicó Un mundo feliz, tal vez su libro más conocido: una ficción futurista de carácter visionario y pesimista de una sociedad regida por un sistema de castas con ayuda de una sustancia, que llama soma. En 1936 publicó Ciego en Gaza, de carácter autobiográfico, en el que desarrolló la contraposición entre intelecto y sexo.
Tras ello comenzó su "época mística"; en 1941 se acercó a la literatura religiosa de la India, tuvo contactos con La Sociedad Vedanta de Los Ángeles y colaboró en la revista Vedanta and the West hasta 1960. En 1944 publicó El Tiempo debe detenerse, inspirada por El Libro Tibetano de los muertos, y en 1946 una colección comentada de textos místicos de todos los tiempos, La filosofía perenne, libro que ha ejercido influencia por el punto de vista tan abierto adoptado para sustentar la idea de lo sagrado; aquí contrapuso la espiritualidad mística a la técnica y pragmatismo modernos.
A partir de la década de 1950 inició una nueva etapa de su vida relacionada con las experiencias con las drogas, de las que resultó su popular libro Las puertas de la percepción (1954), que tuvo mucha influencia en la sociedad norteamericana (The Doors tomaron de aquí su nombre).
En 1960 le diagnosticaron un tumor en la lengua, que logra contener durante dos años a base de radioterapia. A pesar de su extrema debilidad por los duros tratamientos, continúa con los compromisos adquiridos impartiendo conferencias y asistiendo a congresos. Termina su último libro, Literatura y ciencia (1963), publicado dos meses antes de su muerte y en el que trata de aproximar el mundo del arte y el de la ciencia.
Muere el 22 de noviembre de 1963, el mismo día del asesinato del presidente John F. Kennedy (suceso por el que su fallecimiento pasó inadvertido). Según su propio deseo, le fue leído al oído, El Libro tibetano de los muertos. Fue incinerado y sus cenizas fueron trasladadas ocho años más tarde a Inglaterra, donde descansan junto a las de su familia.
Aldous Huxley tenía un saber enciclopédico, fruto de una gran curiosidad intelectual. Era un hombre de ingenio incisivo y pensamiento abierto que, además de interesarse profundamente por el misticismo y la psicodelia, lo hizo también por el mundo cotidiano y sus exigencias: la paz, la ciencia y la conservación de los recursos naturales. Su mentalidad no aceptó nunca el juego gratuito de las ideas, y en su pensamiento puede encontrarse la necesidad de aportar al mundo una estructura útil. Fuente Biografías y vidas y Wikipedia

6 comentarios:

  1. Qué sepas que me encanta la familia Bantú. A lo mejor es el único lugar del mundo donde se conserva el concepto que yo tengo de familia.
    El egocentrismo imperante en esta época se pone incluso de manifiesto dentro del circulo más íntimo y cercano como es la familia. ¡Qué retro!
    Sólo me falta decir "cualquier tiempo pasado fue mejor", ¡hombre! me refiero a este particular.
    Un saludo

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    1. La baraja de familias forma parte de mi infancia. No me puede resistir a comprar una que conservo con cariño. Pero eso son, recuerdos. ¡Chica, tenemos que mirar hacia adelante!
      Gracias por comentar. Un saludo

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  2. Me parecen fantásticas las citas de Huxley, apropiadas, actualísimas y lapidarias.(sobre todo lo referente a los hijos, "cria cuervos...", claro está quien los cría)
    Un saludo

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    1. Leí hace bastante "Un mundo feliz" y me pareció terrible; hoy no tanto. Te lo recomiendo en cualquier caso. Por cierto, echo de menos una buena adaptación cinematográfica (si recuerdo una miniserie en TV que me gustó, claro que en su día).
      Tienes razón con lo de los córvidos y es muy apropiado puesto que Antonietta cria una urraca llamada Rosamunda.
      Gracias por comentar. Saludos

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  3. Maravilloso travelling, que nos introduce de muy hermosa manera en un delicioso cuadro de costumbres tan propio del neorealismo italiano. A pesar de ello, el tamiz del tiempo, involuntariamente, lo dota de un cierto romanticismo, quizás por el nosequé que tiene, o tenía, el blanco y negro, quizás por la nostalgia de una sociedad retratada que ya no existe y que, como ocurre con casi todo lo que se va, nos deja el poso de lo bueno que tuvo. De ahí, que donde veíamos pobreza y negrura galdosiana, ahora vemos también un toque vintage y kistch.

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    1. Maravilloso, cierto. No es muy conocido, quizás porque se trunca para mostrar a uno de los chavales fumando en el cuarto de baño o porque la película prescinde precisamente de la familia.
      Aunque debo señalar que se filmó en color, con un virado a sepia que le da ese toque al que te refieres. Además así no chocan tanto las imágenes tipo NODO que prologan la película.
      Agradezco tus comentarios, de veras.

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