jueves, 16 de julio de 2015

§25 El caimán albino

Las calurosas noches de verano tienen como resultado delirantes pesadillas o, como en esta escena, conversaciones de bar o de terraza donde algún tertuliano saca a colación alguna historia interesante.
Poco hace sospechar que estos personajes están atrapados rodeados por la policía.
El antro, "La última oportunidad de Dino", se cuenta que fue un local clandestino durante la ley seca y no parece que tenga mejor reputación en el momento del relato, sobre todo dada las horas en que se cuenta. Está decorado con pósters, uno de Bogart (Callejón sin salida, 1947), como si fuera un guiño a Cayo Largo (1948), basada en una obra teatral de Broadway, de Maxwell Anderson. El uso de los espejos en ambas, intentando airear la claustrofobia de la situación, me hace pensar que Spacey, además de consultar a Lumet, estudió a fondo la película de Huston y de ahí el homenaje, totalmente justificado.

Escena de La trampa del Caimán (1996) de Kevin Spacey

La historia que cuenta Law (William Fichtner, por cierto, magnífico) nos da una justificación naturalista de la dura realidad (en el bestiario intento recopilar comportamientos animales muy humanos, ¿o era al revés?), y Matt Dillon previamente se había confesado ante el espejo en una línea similar. La vida como un juego, pero uno que hay que ganar a toda costa.
Hay otra leyenda sobre un hombre caimán que inspiró la conocida melodía de "Se va el Caimán", del barranquillero José María Peñaranda, que se dedica (y se seguirá dedicando) a dirigentes que llevan demasiado tiempo en el poder y que tienen secuestrado al pueblo. 

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Cuentan que hace mucho tiempo existió un pescador muy mujeriego que tenía por afición espiar a las mujeres plateñas que se bañaban en las aguas del río Magdalena. Previendo que podría ser descubierto entre los arbustos, se desplazó a la Alta Guajira para que un brujo le preparara una pócima que lo convirtiera temporalmente en caimán, para que no sospecharan entre las bañistas y poderlas admirar a placer. El brujo (cual Morfeo en Matrix, 1999) le preparó dos pócimas, una roja que lo convertía en animal, y otra blanca que lo volvía hombre de nuevo. Fuente Wikipedia

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