Como regalo improvisado de cumpleaños. Como homenaje a los viejos tiempos, los gozosos tiempos pasados y a la buena vida que ya no nos dejan paladear. Por nuestro bien, observaremos las restricciones y seguiremos los sabios consejos, con prudencia. Casi al pie de la letra. ¡Levanto mi taza de grano germinado!
Acabó, se acabará, quizás acabe. (Pausa.) Los granos se juntan a los granos, uno a uno, y un día de repente, forman un montón, un montoncito, el imposible montón. (Pausa.) Ya no se me puede castigar. (Pausa.)Samuel Beckett, Fin de partida
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