lunes, 15 de octubre de 2018

₰20 Agón

A sabiendas de que pasaba las horas en un canchal, imaginando discursos y réplicas altisonantes ante un coro de rocas y arbustos, dispuse enfrentar con sólidos argumentos el absurdo que relegaba mi personaje a convidado de piedra. Como el ático era duro de mollera, de las razones pasamos a la riña y de las voces, a las manos y al desgraciado desenlace, al resbalar del risco al que se había encaramado.
Conforme abandonaba la escena para la denuncia sopesé la conveniencia de, sacando a colación que resolviera venir por aquello del oráculo, ultimar el asunto señalando a la tortuga (testudo).

Tortuga de La Horcajada, Avila, tomada por Unbikercualquiera

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